Desde el 2009 hasta el 2014, los ingresos publicitarios de la televisión peruana casi se duplicaron, pasando de US$185 millones a US$352 millones. Alberto Cabello, director gerente de la agencia Métrica y exgerente de varios canales, lo resume como el salto de la bancarrota a una gran industria con tres canales que han logrado fuertes […]

Por Cesar Flores Córdova. 06 febrero, 2015.

Desde el 2009 hasta el 2014, los ingresos publicitarios de la televisión peruana casi se duplicaron, pasando de US$185 millones a US$352 millones.

Alberto Cabello, director gerente de la agencia Métrica y exgerente de varios canales, lo resume como el salto de la bancarrota a una gran industria con tres canales que han logrado fuertes ganancias. La líder América Televisión tiene US$90 millones en positivo. “Al fondo hay sitio”, el programa más sintonizado de la televisión abierta, tiene el costo más alto en publicidad: recibe entre US$4 mil y US$6 mil por 30 segundos.

Los otros canales también están en un azul intenso y nadie cuestiona que sean solventes pero, ¿a qué costo?

Hemos escuchado respuestas a los que criticamos la actual parrilla televisiva y que estamos a favor de las marchas del próximo 19 y 27 de febrero: “Cambia de canal y no te hagas problema”; “La televisión está para entretener y no para educar”; “Existen órganos que deben regular y no es necesario hacer marchas”; “Solo son jóvenes que quieren figurar”; “Se equivocan de enemigo porque hay que atacar a los anunciantes”; “Contrata un servicio de cable”, etc.

Esbozo cortas respuestas. Desgraciadamente, en este país, ‘el que no llora no mama’. La autorregulación no existe. Si el estado quiere regular, los medios saltan por ‘sus derechos de libertad de expresión y libertad de empresa’. Se puede entretener educando. El Concortv sugiere pero no sanciona (la ley no le permite). Los anunciantes les cuesta autorregularse. No todos pueden contratar  un servicio de cable y no tienen más opción que la programación nacional. Es cierto lo del control remoto, pero también existe una Ley de protección al menor, una Ley de Radio y Televisión y, sobre todo, la Constitución Política del estado peruano.

Consultas para los dueños de los canales: ¿Sus hijos ven los programas basura que se transmiten por sus antenas? ¿Dejarían que un periodista de su canal haga un close up a su madre muerta o que su hija o hijo cuente sus amoríos por señal abierta? Eso es lo que hacen todos los días, pero con los demás. La gente se cansa. Por esas malas prácticas, los jóvenes pelean. Hay que apoyarlos.

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